Células madre: avance clave en la lucha contra la diabetes
Los primeros pasos para enfrentar la diabetes se dieron a comienzos del siglo XX. Gracias al aporte de dos investigadores canadienses, Charles Best y Frederick Banting, el descubrimiento de la insulina logró salvar la vida de millones de personas afectadas por esta enfermedad.
En la actualidad, el desarrollo de terapias genéticas a partir del trabajo con células madre podría marcar el comienzo del fin para esta afección tan ampliamente difundida en el mundo. De acuerdo con lo señalado por los expertos en la materia, un tratamiento definitivo estaría a la vuelta de la esquina.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una afección que se manifiesta por la incapacidad del organismo de regular adecuadamente la concentración de glucosa en la sangre. En el mediano plazo, sin que medie tratamiento, la enfermedad deriva en diferentes trastornos para la salud, como problemas renales, cardíacos y la pérdida de la visión. Todas estas consecuencias reducen significativamente la esperanza de vida del paciente.
Existen dos clases de diabetes. La de tipo I es producto de una reacción del sistema inmunitario que destruye las células beta que producen la insulina. Esta es la que se combate habitualmente con la suplementación de la hormona mediante inyecciones durante toda la vida.
La diabetes tipo II, en cambio, surge generalmente a una edad avanzada como resultado del sedentarismo y la obesidad, que afectan el funcionamiento normal de las células productoras. En este caso, el tratamiento de la afección se realiza mediante el cambio en los hábitos alimenticios, el control del peso y realizando ejercicio físico.
La terapia con células madre
La investigación de nuevas terapias tiene como principal objetivo el combate de la diabetes de tipo I, que es aquella que requiere incorporar insulina periódicamente. Conseguir recuperar la actividad de las células beta ha sido siempre un desafío para los investigadores clínicos.
Científicos de grandes compañías farmacéuticas como Novo Nordisk han anunciado que, a través de la implantación de células madre convertidas en secretoras de insulina, lograron la «curación» de ratones afectados por la diabetes. Las células beta inyectadas comenzaron a producir la hormona, normalizando el nivel de azúcar en sangre de los roedores sin la necesidad de un aporte externo de insulina.
Una vez superada las fases de prueba en animales, el siguiente paso es llevar a cabo estudios en humanos, para verificar la eficacia y seguridad del método. El inconveniente fundamental que podría frenar el éxito de la implantación de células beta en personas afectadas por la enfermedad es la probabilidad de que el organismo las rechace. Por este motivo, se están evaluando alternativas que permitan la protección del material implantado frente al sistema inmunitario del paciente, como el encapsulamiento.